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Nuestra personalidad es lo que somos, es un cúmulo de características psicológicas que viene determinado biológica, pero también ambientalmente. Por ello, en el desarrollo de nuestra forma de ser intervienen las relaciones sociales. “Medimos” a ojo la manera de ser de los demás tras interactuar con ellos, decimos: Fíjate en Ana, tiene mucho carácter, esa personalidad tan fuerte es herencia de su padre o ¿Cómo se deja manipular así? ¡Qué poca personalidad tiene Fabio!; y realmente estamos interpretando su personalidad, pero en términos de intensidad (fuerte o débil) o de cantidad (mucha o poca), y debemos comprender que estas ideas son erróneas. Es decir, la personalidad se mide en rasgos. Estos rasgos estarán más o menos pronunciados en cada persona, pero el resultado de la individualidad de cada ser humano son todos los rasgos funcionando en conjunto. A priori puede parecer complicado concebir la personalidad como un concepto mesurable, pero existe un instrumento que lleva años siendo utilizado para medir los rasgos psicológicos de cada individuo: los test de personalidad. ¡No desvíes los ojos de la pantalla si quieres saber más acerca de estas pruebas diseñadas para valorar nuestra forma de ser! Te contamos todo sobre los test de personalidad.

¿Qué es un test de personalidad?

El objetivo de cualquier test o cuestionario es evaluar un constructo, o sea, cualquier concepto medible. Lo que se pretende calcular en este caso son los mecanismos psiquícos que definen el comportamiento de cada persona, es decir, aquello relacionado con su carácter. Los test de personalidad son, por lo tanto, exámenes que evalúan nuestra manera de ser mediante ítems (preguntas) que debemos responder con el fin de obtener una serie de puntuaciones. A través de estas puntuaciones, es posible determinar las tendencias de conducta que hacen que yo sea yo, tú seas tú, él sea él, etc.

A diferencia de lo que ocurre con otros tipos de test, como los de inteligencia, en los de personalidad no hay respuestas correctas o incorrectas; sencillamente se debe contestar con la mayor sinceridad posible para obtener el resultado más preciso y acorde a la realidad.

Tipos de test de personalidad

La mayoría de estas pruebas calculan los constructos de personalidad de los sujetos evaluados equiparando los resultados con los de sus semejantes, la diferencia entre cada tipo de test de personalidad se encuentra en los criterios de medición utilizados.

Test racionales

También llamados test deductivos, se basan en supuestos que, en teoría, están relacionados con las variables que se desea medir. Es decir, los criterios de medición elaborados se apoyan en hipótesis que asumen una correlación entre éstas y los ítems del test. La Hoja de Datos Personales (PDS) de Woodworth, mencionada anteriormente, estaba fundamentada en criterios racionales. En general, las primeras pruebas de evaluación de la personalidad lo estaban, pero su dudosa fiabilidad y validez dio paso a instrumentos de evaluación empíricos y factoriales.

Test empíricos

Los test empíricos evalúan la correlación entre las respuestas del individuo (no los ítems) y un criterio externo concreto. Cada criterio está sujeto a una dimensión significativa de la personalidad que es posible predecir porque, para elaborar este tipo de prueba, los resultados se comparan con los obtenidos por un conjunto de sujetos representativo de la variable que se pretende medir, la variable criterio. Este grupo de personas es representativo porque presentan determinadas características prototípicas o exageradas de la personalidad, por ejemplo, individuos que sufren algún trastorno psicológico.

El Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota (MMPI) es el test de personalidad empírico más famoso. Creado en el año 1942 de la mano de Starke R. Hathaway y Charnley McKinley, el MMPI es usado básicamente para valorar la existencia de rasgos de personalidad psicopatológicos, tales como la depresión, la paranoia o la fobia social.

Test factoriales

Estos instrumentos de medida agrupan a aquellos ítems que correlacionan entre sí para facilitar la evaluación. De este modo, se establecen conjuntos de ítems denominados factores. Por ejemplo, el factor “Cordialidad” estaría formado por cuestiones que evalúan temas relacionados como la modestia, el altruismo, la empatía o la honestidad.

Los test factoriales de la personalidad son los que más éxito han cosechado. Uno de los más conocidos y empleados es el Cuestionario Factorial de la Personalidad de Raymond B. Cattell. Esta prueba es comúnmente llamada 16 PF porque evalúa 16 factores de primer órden (básicos), los cuales, a su vez, se asocian entre sí dando lugar a los 4 factores últimos: Autocontrol, Autosuficiencia, Rebeldía y Tensión.

Test mixtos

Determinados test de personalidad se basan en criterios que resultan de una combinación entre los que acabamos de ver. Un claro ejemplo es el Inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI), que tiene varias vertientes a día de hoy. Theodore Million desarrolló esta prueba a partir de estrategias racionales, empíricas y factoriales, ya que estableció un elevado número de ítems (racional), después comparó una parte de los mismos con criterios externos (empírica) y, para terminar, registró las correlaciones entre los grupos de elementos (factorial).

Fiabilidad de los test de personalidad

La Psicometría es la disciplina científica encargada de estudiar la medición de las variables psicológicas. Todos los instrumentos de medida tienen cierta fiabilidad. Los test de personalidad, como cualquier otra clase de testson fiables cuando su grado de precisión, estabilidad o consistencia es elevado. Esto es, cuando los errores de medida son mínimos. Y para que lo sean, las puntuaciones obtenidas por un sujeto tras haber realizado, en este caso, un test de personalidad, han de ser muy similares a las que obtendría el mismo sujeto en el mismo test de personalidad, pero en una situación distinta o pasado un tiempo considerable.

Es muy común confundir el significado de fiabilidad con el de validez. Un test es válido cuando mide lo que pretende medir. Es decir, si una prueba de personalidad ha sido diseñada para medir, por ejemplo, la extraversión, será válida si las altas calificaciones correlacionan positivamente con conductas de socialización.

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