La demencia es un problema común en adultos mayores y aunque no se puede prevenir, hay síntomas que lo anuncian en etapas tempranas y ayudan a tratarlo a tiempo.
Según los últimos resultados de una reciente investigación llevada a cabo por la “Clínica Mayo” de Minnesota, se ha descubierto que las personas mayores que comienzan a tener menos sensibilidad olfativa, pueden estar presentando los primeros síntomas de una demencia neurodegenerativa como el mal de alzhéimer.
Son conclusiones preliminares pero si al final se confirma que el bulbo olfativo es una de las primeras partes del cerebro que comienza a deteriorarse con las demencias, estamos ante una posibilidad factible y real de poder encontrar un punto de inicio para la detección precoz de este tipo de enfermedades neurodegenerativas.
Los investigadores hallaron que las personas de edad avanzada que obtuvieron las peores puntuaciones en la prueba del olfato tenían una probabilidad 2.2 veces mayor de empezar a presentar problemas leves de memoria. Y si ya tenían dichos problemas de memoria, eran más propensos a llegar a tener Alzheimer propiamente dicho, señaló la investigadora principal, Rosebud Roberts, profesora de neurología en la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
«Los hallazgos sugieren que hacer una prueba del olfato podría ayudar a identificar a las personas mayores con un estado mental normal que son propensas a presentar problemas de memoria o, si ya los tienen, a acabar teniendo la demencia del Alzheimer «, comentó Roberts.
«Los médicos tienen que reconocer que esto podría ser una posible herramienta de evaluación que se podría usar en la clínica», añadió.
Pero Roberts también advirtió de que los hallazgos no aplican a las personas que siempre han tenido dificultades con el olfato debido a afecciones crónicas del tracto respiratorio.
Roberts teorizó que, a medida que la demencia empieza y progresa, las partes del cerebro que distinguen olores empiezan a deteriorarse.
Para realizar el estudio, Roberts y sus colaboradores recolectaron datos de más de 1,400 personas de edad avanzada con un estado mental normal y con un promedio de 79 años de edad.
A lo largo de un promedio de 3.5 años de seguimiento, 250 personas empezaron a presentar problemas de memoria (deterioro cognitivo leve). Además, 64 de 221 personas con los problemas más graves de memoria contrajeron demencia, según los hallazgos.
La prueba del olfato incluyó 6 olores relacionados con alimentos y 6 olores que no lo estaban (banana, chocolate, canela, gasolina, limón, cebolla, disolvente de pintura, piña, rosa, jabón y aguarrás), según el estudio.
A medida que la incapacidad de identificar los olores aumentaba, también aumentaba la probabilidad de que hubiera problemas de memoria y de Alzheimer , según Roberts.
Pero la asociación observada en el estudio no demostró que hubiera causalidad. Y no se encontró ningún vínculo entre una pérdida del sentido del olfato y otros problemas de pensamiento asociados con el deterioro cognitivo leve, informaron los investigadores.
«Estos hallazgos quizá indiquen que podría haber un problema asociado con las enfermedades neurodegenerativas en general», dijo James Hendrix, director de iniciativas científicas globales de la Asociación del Alzheimer ( Alzheimer ‘s Association).
En el futuro, añadió, una prueba del olfato podría ser un indicador temprano de que algo no va bien en el cerebro de una persona. «Se necesitaría hacer un seguimiento para determinar si era la enfermedad de Alzheimer o de Parkinson u otra», comentó Hendrix.
Pero indicó que es demasiado pronto como para empezar a usar una prueba de olfato como herramienta diagnóstica.
«Nuestro sentido del olfato no reside solamente en la nariz; hay receptores que se activan en el cerebro», dijo. «Necesitamos tener un cerebro sano para oler completamente el mundo que nos rodea».
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