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El deterioro físico ligado al envejecimiento aumenta el riesgo de caídas. Una de cada tres personas mayores de 65 años se cae al menos una vez al año y cerca de la tercera parte sufre fracturas y otras lesiones moderadas y severas (fractura, traumatismo craneoencefálico o un hematoma subdural). De hecho este grupo de población sufre 20 veces más fracturas que el resto, siendo las más frecuentes las de fémur, muñeca, húmero y cadera.

Pero, aun cuando la caída de una persona mayor no implique consecuencias físicas de consideración, es frecuente que ésta sienta el temor a caerse de nuevo, lo que favorece el desarrollo de lo que los médicos denominan síndrome de la postcaída, un trastorno que afecta a la movilidad, la actividad física y en general a la calidad de vida del anciano, especialmente de las mujeres de edad avanzada.

La caída, el hecho de no haberse podido levantar por sí solo y necesitar ayuda para ello -hay personas que se caen estando solas y pasan más de una hora en el suelo sin poder levantarse- y el daño sufrido pueden generar un sentimiento de inseguridad que lleva a reducir de forma considerable la movilidad ante el miedo de volver a caerse: evitar escaleras o escalones altos, zonas poco iluminadas o espacios mal adaptados; no salir de casa si no se va acompañado; etc. Y ello limita tanto su actividad física como social, un hecho que puede acelerar el deterioro físico del anciano.

A continuación, 6 pasos que pueden ayudarle a su abuelito, papá o paciente a sobreponerse de este trastorno.

  1. Validar los sentimientos del paciente

Una vez detectado el problema, los familiares o cuidador deben tener consciencia de la situación por la que está atravesado el paciente y respetarlo. Por lo tanto, está contraindicado regañarles o decirles: «no sea así, no sea miedoso, levántese y vamos».

Una buena manera de abordar este proceso es ponerse en los zapatos del familiar. Dentro de este marco, el apoyo de sus parientes se vuelve indispensable, ya que el paciente necesitará alguien en quien depositar la confianza.

«Se van restringiendo de muchas actividades desde el punto de vista social, rehusándose a salir; desde la parte física, pasando más tiempo sentados». El mayor problema es que pierden autonomía y son más propensos a sufrir depresión, indicó la experta.

  1. Identificar las actividades rezagadas

Re entrenar aquellas actividades que ellos fueron abandonando debe ser otra de las metas. Si el adulto mayor estaba acostumbrado a caminar con la mascota, pero tiene días o meses de no hacerlo, lo más oportuno es ayudarlo a retomar ese hábito.

Es un proceso de acompañamiento, en el cual se trata mucho de convencerlos para que ellos adquieran de nuevo la seguridad de que no se van a caer. Tenga presente que entre los síntomas iniciales están negarse a salir de la casa, abandonar actividades tales como lavar platos, regar las plantas, ir a la pulpería, sacar el perro, etc.

  1. Terapia física

Los ejercicios de fortalecimiento muscular y de equilibrio son indispensables para retomar seguridad en sí mismos. Se puede acudir a una terapeuta física o clases grupales. El problema es que esto es un círculo vicioso porque al estar más sentados, pierden más masa muscular, más fuerza, por lo tanto, la rehabilitación es fundamental.

  1. Cuidar la alimentación

Otro factor a considerar es la comida, la tonificación de los músculos es un proceso que va estrechamente ligado a un tipo de alimentación oportuna. De manera que, si estamos ante un síndrome de miedo de caerse, es relevante controlar cuánta y qué tipo de proteínas está consumiendo.

Si se desconoce este tema, consulte con su médico de confianza o acuda directamente a un nutricionista.

  1. Controlar la visión

Otro factor subyacente que puede ocasionar este temor es alguna enfermedad ocular, como cataratas o degeneración ocular.

Estas patologías los limitan, lo cual también se puede traducir en miedo a continuar con su rutina. Por ello, no está de más llevarlos donde un oculista para una revisión general de la vista.

  1. Buscar ayuda de expertos

Si después de intentar todo lo expuesto considera que la situación es irremediable, busque ayuda psicológica y de un terapeuta físico. El consejo de estos especialistas puede cambiarle el panorama.

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