También denominadas escaras, las úlceras son difíciles de curar. Cuando una persona está inmovilizada, la presión del cuerpo y el roce de la piel pueden dar lugar a una falta de irrigación sanguínea.
Así, se produce una falta de oxígeno y nutrientes muy grave, que puede producir esta lesión. Para los ancianos, puede requerir un tratamiento complejo, ya que la mayoría de ellos padece distintos tipos de enfermedades crónicas, cuya curación se retrasa.
Asimismo, cualquier persona de edad avanzada que no pueda moverse por sí misma o necesite permanecer en la misma posición (sentada o echada en la cama) durante períodos prolongados requerirá cuidados preventivos para evitar su aparición.
Debes saber que las úlceras por presión más leves cicatrizan en unas pocas semanas con el tratamiento adecuado, pero las que son más graves pueden necesitar cirugía.
Ante todo, debes movilizar a la persona mayor con frecuencia. Recomendamos hacerlo cada dos horas, especialmente, en las que no pueden moverse. Por ejemplo, si tu ser querido ha estado tumbado boca arriba durante un tiempo determinado, tendrás que girarlo de lado. Las que tienen movilidad pueden hacerlo ellas mismas cada 15 minutos.
También debemos limpiar la herida cada cierto tiempo (especialmente, con agua y jabón). Las úlceras abiertas deben limpiarse con suero cada vez que se cambie el vendaje.
Retirar el tejido necrosado forma parte del tratamiento. Recuerda que una herida no se cura bien si hay tejido muerto o infectado. Además, siempre debemos aplicar los apósitos necesarios para protegerla de posibles rozaduras o agentes patógenos.
Tendremos que utilizar antibióticos orales o por vía tópica, para evitar cualquier tipo de infección. Las úlceras pueden curarse en casa, aunque muchas de ellas requerirán el servicio de un profesional sanitario.
Prevención de úlceras
Ante todo, debes movilizar a la persona mayor con frecuencia. Recomendamos hacerlo cada dos horas, especialmente, en las que no pueden moverse. Por ejemplo, si tu ser querido ha estado tumbado boca arriba durante un tiempo determinado, tendrás que girarlo de lado. Las que tienen movilidad pueden hacerlo ellas mismas cada 15 minutos.
Mantén la piel limpia y seca, para reducir la humedad, que es caldo de cultivo de estas heridas. Procura no frotar demasiado la piel con una esponja y jabón, ya que puede provocar irritación.
También es imprescindible colocar almohadas entre las estructuras de su cuerpo, que se rozan entre ellas. Por ejemplo, debemos colocarlas entre los hombros, talones y codos. Si está acostado de lado, es mejor colocarlas entre las rodillas y los tobillos.
Utilizar superficies SEMP: los dispositivos de alivio de presión son superficies especiales de apoyo, diseñadas específicamente para el manejo de la presión en pacientes que presentan úlceras por presión (UPP) o bien presentan riesgo de padecerlas.
Los más utilizados son un cojín de silicona para el sillón y un colchón de presión alternante para la cama.
Ulceras y las sujeciones
El uso de sujeciones siempre produce reducción en la movilidad y por lo tanto un aumento del riesgo de úlceras. Existen alternativas para evitar el uso de sujeciones.
Las úlceras por presión pueden también aparecer como parte de los riegos asociados a los cuidados de una persona mayor en fase terminal o asociados a la falta de cuidados paliativos.
Cuidando desde las residencias para personas mayores
Las ulceras por presión pueden ser muy complicadas. Es imprescindible la actuación de profesionales sanitarios que puedan realizar un seguimiento exhaustivo y tratamiento adecuado. Recomendamos recurrir a estos profesionales de las residencias para personas mayores, como unas soluciones para prevenir este tipo de complicaciones. Pueden aportar los mejores cuidados para tus seres queridos.
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