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Nuestros mayores por el  simplemente hecho  de serlo se vuelven más introvertidos, como que no pertenecen ya al gran grupo de personas «útiles», ya no toman decisiones, están relegados a un segundo plano, por eso necesitan emocionalmente estima y reconocimiento, que la sociedad los reconozca como personas que aún pueden aportar muchas cosas, experiencias de su paso por la vida y así sientan que en su entorno más cercano está con ellos.

Rodearse de gente más joven hace seguramente que se sientan más vivas y esto hará que sean más receptivas, que participen y estén más alegres.

Sí es verdad que cuando te haces mayor, uno se siente más solo, bien porque no tiene familia, o sus familiares no están interesados en ellos.

La soledad también puede venir porque al hacernos mayores, las enfermedades aparecen solas, solo por el simplemente de ser mayor , esto hace que se sientan inseguros, que empiecen a tener que  depender de otras personas y no puedan desenvolverse por ellos mismos.

Es muy importante y positivo para nuestros mayores, tenerlos atendidos, hacer que se sientan útiles y de esta manera podremos conseguir una tercera edad más activa , más  participativa y al fin y al cabo contrarrestar esa soledad que nos invade al hacernos mayores.

Combatir la soledad en la tercera edad no siempre es fácil, y tampoco cosa de uno mismo, pero existen diverdas posibilidades para romper con este círculo vicioso y sus peligrosas consecuencias para nuestro estado físico y mental.

Cuando los mayores ya no pueden valerse por sí mismos conviene tomar una decisión. Algunas personas apuestan por cuidar de sus padres en su casa, pero también existen casos de personas que llevan a sus padres a una residencia. Del mismo modo, destaca el excelente trabajo de los Centros de Día, que realizan una gran función, permitiendo que el anciano pueda dormir en casa, mientras durante el día se encuentra acompañado y atendido por profesionales.

Pero en caso de que el anciano pueda valerse por sí mismo, también conviene que la familia tenga gestos de interés por él: por ejemplo, los hijos y los nietos tienen que visitar a los mayores con regularidad. Conviene proponer planes semanales, como comer todos juntos el domingo y, al menos una vez al día, es recomendable que los hijos llamen por teléfono a sus padres para saber cómo están, qué han hecho a lo largo del día, y poder charlar un rato. También puedes sorprenderle en cualquier momento con un regalo para que se sienta especial, o comprarle revistas y periódicos para que pueda leer y estar informado de los temas de actualidad, hacer crucigramas, sopas de letras…

Hoy día se imparten numerosos cursos para personas mayores. Los de informática, por ejemplo, resultan de gran utilidad para estimular la mente, y también ofrecen la posibilidad de tener una ocupación, hacer nuevos amigos Y, además, aprender a disfrutar de todas las ventajas que ofrece Internet.

Cómo podemos combatir la soledad en la tercera edad?

Los primeros que deben tomar medidas son los familiares directos de la persona mayor que vive sola, para evitar al máximo que tengan el sentimiento de soledad.

A veces un pequeño cambio de hábitos para integrar el contacto periódico con la persona mayor en nuestro día a día supone un beneficio que le da un valor enorme a estas pequeñas acciones. Por ejemplo:

  • Realizar visitas periódicas para hacerle compañía, conversar, comprobar su estado de salud y asegurarnos de que la vivienda se encuentra en buenas condiciones. Una breve visita de 10 o 15 minutos ya le hace ver a la persona mayor que nos importa.
  • En el caso de pasar varios días sin poder visitarle debemos, por lo menos, llamarle para saber cómo está. Este pequeño acto le muestra que estamos allí, que le tenemos presente y que si necesita algo puede contar con nosotros.
  • Acompañarle al médico cuando sea necesario para así estar informados de primera mano de su estado de salud.
  • Pensar en él o ella también en época de vacaciones. A menudo sucede, por ejemplo, que en familias de varios hermanos, todos se van de vacaciones a la vez, dejando a la persona mayor completamente sola durante varias semanas o en fechas señaladas. Nadie tiene que renunciar a sus vacaciones, pero seguro que hay una manera de organizarse para no estar fuera todos al mismo tiempo, o incluso para que pueda acompañarnos en alguna ocasión.

 Se pueden distinguir cuatro tipos de soledad:

 

–        Soledad familiar: se produce cuando hay una falta de apoyo de la familia o cuando la persona mayor no percibe el apoyo como idóneo. Así pues, puede darse tanto si la persona mayor no tiene familia como si la tiene pero la valoración que de ella hace no le es óptima.

 

–        Soledad conyugal: se da cuando hay una ausencia de sentimiento de amor en la pareja, ya sea porque la relación no es adecuada, ya sea porque se ha producido la pérdida de la pareja. Este último hecho se convierte en un momento vital de mucha importancia en la etapa final de la vida, debido al impacto emocional que supone y la gran dificultad de vivir con la ausencia del ser querido.

–        Soledad social: se produce cuando hay carencias en las interacciones de las relaciones sociales de la persona mayor. A menudo pueden producirse reacciones de retraimiento por parte de las personas mayores que son consecuencia de sus valoraciones.

–        Crisis existencial: proviene de un conflicto en la autopercepción de la persona. Cuando la persona mayor piensa o siente que no vale la pena seguir viviendo o que no encuentra el sentido para ello. Se da con frecuencia  tras producirse una pérdida importante, bien de autonomía o de salud, o bien la pérdida de un ser querido.

Las consecuencias de la soledad se extienden a todas las clases sociales, y, con la crisis, se añade la carga de la intranquilidad vivida por parte de las personas mayores, puesto que se augura para las generaciones venideras una peor calidad de vida que la de las personas mayores actuales.

La soledad es un problema socialactual que afecta a un porcentaje elevado de personas mayores e influye de manera significativa y negativa en su bienestar psicológico. Es importante valorar que la calidad de vida de una persona no solo está determinada por la salud física, sino también por la emocional. Sin embargo, los aspectos emocionales siguen sin tenerse lo suficientemente en cuenta, especialmente en el ámbito de las personas mayores.

El ser humano, como ser social, necesita vincular afectivamente y comunicarse con otras personas para asegurar su supervivencia. Es cierto que muchas personas pueden experimentar satisfacción ante periodos de soledad que pueden utilizar para estar en contacto consigo mismos. Sin embargo, el término soledad se suele emplear cuando el sujeto experimenta malestar ante la ausencia o limitación no deseada de relaciones afectivas.

En estos casos, la soledad suele dar lugar a sentimientos de hostilidad, resentimiento, tristeza y ansiedad, lo que a su vez reactiva mecanismos neurobiológicos que pueden dañar la cognición, la emoción, el comportamiento y la salud de la persona mayor, llegando a incrementar las probabilidades de mortalidad y dependencia.

Si quieres saber más información visita nuestras redes sociales. @adultcounselingcenter99

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